Objetos mágicos

Veneno
Una espada que Sombrío encuentra en Pico Plateado en el Reino Perdido, cuvierta por cal y polvo, Sombrío se la queda. Cuando se enfrenta a un escorpión gigante y lo derrota su mortal veneno empapa el arma y le da reflejos verdosos. Este veneno, es justamente el que la combierte en un arma poderosísima capaz de matar a los temibles caballeros sin corazón.
Es una espada de destino que perteneció a su padre, Corazón Tenaz, esta espada también adquiere la propiedad de transformar a quien la empuña en madera.

Arco encantado
El arma de Spica, es una arco al que Stellarius enrolla un delgado hilo dorado con propiedades mágicas. Los enemigos no pueden ver con facilidad a Spica cuando lo empuña. Además, cada flecha disparada sufre una transformación para vencer mejor al enemigo. Pero en el cuarto libro, cuando están luchando contra Brujaxa, se rompe el arco. Pero como recompensa por su útil ayuda Floridiana le regala un nuevo arco encantado con las mismas propiedades y echo de plata pura.

Bastón
El mago Stellarius siempre umpuña un largo bastón nudoso. Cuándo lo mueve o lo hinca en el suelo, emite una luz blanca que refuerza su mágia y lo transforma en invisible a él y a quién esta cerca suya. Muchos otros son los poderes que adquiere el bastón de su poderosa mágia, pero solo unos pocos son los afortunados que puden verlos. O la desgracia, si nos referimos a un enemigo del poderoso mago...

Brújula encantada
Un regalo de Floridiana, la reina de las hadas, a Sombrío. Se trata de un medallón de plata, finamente decorado que contiene una brújula. Nada más verla, Sombrío se dió cuenta de que no indica el norte, sino la dirección correcta a seguir. Gracias a está brújula los protagonistas pueden atravesar terrenos peligrosos sin caer en trampas. Fué atravesada por una flecha negra de un caballero sin corazón, salvando así a Sombrío, más tarde fué arreglada.

Tríno de las hadas
Una campanilla entregada por los gnomos de Fragua en el segundo libro a Sombrío. Su sonído es difícil de escuchar y es lo único que puede destruir el temible cetro de la Reina Negra, fué entregado a los gnomos de Fragua por el hada Nevina que custodia este reino desde Cuna de Siempreinvierno, su hogar en las fronteras del reino.

Anillos de Luz
Un arma muy poderosa creada por las hadas que fueron confiados a distintos reinos. Muchos se perdieron y no se tiene conocimientos de ellos, de todos menos de uno. El único del que se sabe algo fué entregado hace mucho a los valientes Caballeros de la Rosa. Pero Brujaxa se hizo con el gracias a Altomar, era el general supremo de los Caballeros de la Rosa, los traicionó y se alió con Brujaxa. Este anillo convinado con el cetro de Brujaxa hacen un arma mortal que condenó a la isla de los Caballeros de la Rosa. Ahora, qué Sombrío lo ha recuperado tras derrotar a Brujaxa está en su poder. Floridiana se pude comunicar con el gracias a este anillo.

Piedras catalizadoras
Piedra que sirven para abrir las puertas encantadas creadas por las hadas para comunicar los diferentes reinos de luz del Rino de la Fantasía. La de el Reino de las Estrellas es una Obsidiana; la de el Reino de los Bosques un Jade; la de la Isla de los Caballeros una Turquesa con un dragón...

Medallón del sol y de la luna
No es exáctamente un objeto mágico, pero fué entregado por Corazón Tenaz a su hijo, Sombrío, representa su pueblo el de los Elfos Negros. Se lo entregó el abuelo de sombrío a Corazón Tenaz, representa la unión del sol y de la luna: un eclipse, símbolo de su pueblo.

Cetro de Brujaxa
Poderosa arma creada por un gnomo de Fragua, letal y traicionera. Petrificó toda la isla de los Caballeros gracial al poder del anillo de luz, solo se puede destruir con el Trino de las hadas. Sombrío finalmente consigue destruirlo. Es el arma de Brujaxa. En el quinto libro petrifica al padre de Sombrío al salvar a la joven Spica.

Reclamo de los mares
Se la da Marea a Sombrío y a Spica para ayudarles en su viaje. (Quinto libro) Si se sopla la caracola con los pies metidos en el mar Marea te ayudara. Tras usarla tres veces hay que que devolverla al mar para que otros la puedan usar.